domingo, 6 de diciembre de 2020

06/12/2001

Tememos a la muerte, porque tememos que se nos pare el corazón sin habernos permitido sentir aquello que nuestro corazón sentía.

Cuando empiezas a permitirte sentir, la muerte se ve como la parte espejo de la vida y al juntarse estas, en mi mente veo bailar un vals con la canción más bonita que se haya compuesto, cómo parte de un todo que es solo uno, cómo si la realidad se desdoblase en dos mitades que son lo mismo. La unión de las dos suman más que su valor individual sumado, formando un uno completo y armonioso. Eso hace que sonría mi corazón y ahí encuentro paz. 

Siempre en mi corazón, abuelo. Tu muerte me da la luz que me permite sentir mi dolor, transformandolo así en dicha y agradecimiento a ti y a todo. A la fuente.

Agradezco cada día mi sangre, porque forman la parte tierra de mi ser. 

La tierra, vino a mi a través de la expresión terrenal del amor de mis padres, dotándome así de lo mejor que podía obtener de ella, mis genes. Amo mis raíces, son ellas la que me conectan con la tierra. 

De la misma manera amo a la fuente. 

De ella me nutro, en ella vivo. Por ella existo y de ella soy.


06/12/2020

N.